domingo, 31 de diciembre de 2017

Pasito a pasito, suave suavecito, el 2017 nos deja poquito a poquito

Se acaba un 2017 intenso, repleto de buenos y malos momentos. Los mejores, más allá de que el Karma castigara a Manel Navarro en Eurovisión durante una de las noches tuiteras más memorables de la historia, se concentran en los viajes que he hecho este año. Si por viajar, igual que por comprar el periódico o abrazar a una persona que quieres, hubiera que pagar el valor real de la experiencia nadie se lo podría permitir. Es por eso que para el año que entra os recomiendo viajar mucho, leer mucho y abrazar mucho a las personas que queréis. Y si, por la maldita distancia, no podéis abrazar no olvidéis recordarselo de vez en cuando.
De lo malo, lo peor fue tener que decir adiós a gente muy valiosa. Se nos fue Chiquito de la calzada, uno de los mejores humoristas que ha parido Andalucía. También se marchó, demasiado joven, mi amigo Paco Pedrosa, que vivió su vida al máximo pero ojalá que su viaje a la India junto a varios misioneros de la Fundación Vicente Ferrer hubiese acabado con un feliz vuelo de regreso a casa. Desgraciadamente en agosto también tuvimos que soportar el azote del terrorismo yihadista con un atentado en Barcelona que destrozó 16 vidas. Las de los terroristas ya estaban destrozadas antes de que cometieran esa atrocidad así que cabe preguntarse en qué falla la sociedad para que jóvenes nacidos y/o criados en Europa vendan su alma a un demonio autoproclamado Estado Islámico. También hubo que lamentar demasiadas muertes a causa de la violencia machista (ojalá que #NiUnaMás), demasiadas muertes en el Mediterráneo (ojalá unos políticos a la altura del problema) y demasiadas injusticias en países que parecen abandonados a su suerte por esos organismos internacionales que estudiamos en tantas carreras universitarias y cuya ayuda no llega a la gente de Yemen, Venezuela, Libia, Somalia, Myanmar y un largo (y doloroso) etcétera.

Por suerte, en este 2017 que ahora nos abandona no ha faltado la cultura. Muchos de nuestros mejores momentos los hemos vivido delante de una pantalla, escuchando música en cientos de lugares diferentes o con un libro en la mano. Es por eso que, para quién le interese, un año más vuelvo a compartir 25 razones por las que ha merecido la pena vivir en 2017. Doce pelis, doce canciones y un libro que yo creo que merece la pena ver/escuchar/leer si aún no lo habéis hecho. Qué disfrutéis las recomendaciones y ojalá volvamos a leernos en 2018.

1. LA LA LAND

2.  LA LLAMADA




3. EL GRAN SHOWMAN




4. LOGAN




5. EL CÍRCULO




6. MADRE!




7. TADEO JONES 2




8. PASSENGERS





9. TRANSPOTTING 2


10. TU MEJOR AMIGO


11. EL CIUDADANO ILUSTRE




12. COCO




Canciones

13. Something Just like this (The Chainsmokers and Coldplay)

14. Amor con hielo (Morat)



15. Despacito (Luis Fonsi)


16. Sirenas (Taburete)


17. Si esto es Fe (Macarena García)


18. Yo contigo, tú conmigo (Morat Ft Álvaro Soler)

19. Malibu (Miley Cirus)


20. Perro Fiel (Shakira Ft Nicky Jam)

21. La Llamada (Leiva)


22. No vaya a ser (Pablo Alborán)


23. La isla del amor (Demarco)


24. All Falls Down



Libro
25. W de Wikileaks (de Bruno Cardeñosa)





viernes, 29 de septiembre de 2017

Sobre el 'procés'

He leído este artículo sobre la fractura social que está generando el llamado "procés" en Cataluña y es inevitable pensar que éste es un mal endémico de todo acto insolidario, porque los nacionalismos no son otra cosa que un movimiento político insolidario en el que una parte de la sociedad se aísla de otra con la intención de obtener un beneficio que se le negará a la otra parte.
Como se muestra en el artículo los nacionalismos no unen, separan. Y no crean empleos, sino que los destruyen y con ellos las vidas de personas que han tenido que abandonarlos por sus creencias políticas. En los fascismos también se pueden humillar a los ciudadanos por sus creencias políticas pero los cabecillas del procés están dibujando el escenario del revés: los fascistas son los ciudadanos del "opresor estado español" que básicamente quieren que se cumpla la ley, porque un estado en el que se incumple la misma es un estado anárquico en el que impera la ley del más fuerte y no hay espacio para el crecimiento económico y social de las minorías.

De todo lo que está sucediendo en Cataluña lo que más me está sorprendiendo no es la llegada del barco de Piolín ni los vaivenes políticos de determinados partidos políticos, sino la (exitosa) manipulación a la que los líderes de este movimiento independentista han sometido a sus simpatizantes. Y es que no se entiende que en la comunidad con más corrupción de España con casos tan graves como el del 3%, el de la familia Pujol, el Caso Palau o la Trama Pretoria se siga de la forma en la que se hace a algunos de los responsables de los cierres de plantas en hospitales catalanes o de que las empresas prefieran irse de Cataluña antes que instalarse allí (405 han salido en el primer semestre del año, convirtiendo a la comunidad en la nº1 en fuga de empresas).

Entre los cabecillas de este proceso hay dos políticos que, seguramente, por sí solos no habrían conseguido ganar tantos adeptos a esta causa. Me refiero, lógicamente, a Carles Puigdemont y a Gabriel Rufián. El primero, un alumno aventajado de Mas, es solo una cara amable que se ha hecho fuerte electoralmente en las zonas con mayor tradición independentista de Cataluña. Puigdemont, que en 2014 votó en contra del referendum de autodeterminación del Kurdistán, ahora dice que sí está a favor de todos los referendums de autodeterminación de los pueblos y, además, también reconoció en el programa Salvados que, aunque para renovar TV3 es necesario el apoyo de 92 diputados, para crear un referendum independentista a él le había bastado con 72 porque "era el único camino".

La ilegalidad de este referendum, decidida por jueces y no por el gobierno de turno, lo haría inviable en una sociedad democrática pero Puigdemont y sus amigos se aferran a un lema propagandístico que les funciona muy bien: el 'Votarem'. Internacionalmente ya han sido varios los países u organismos que han manifestado que en España ninguna comunidad puede saltarse la ley a su antojo, aunque Gabriel Rufián le da la vuelta a la tortilla y ha afirmado recientemente que entidades supranacionales como "Assange o Varoufakis" están a favor del derecho a decidir el 1 de octubre. Rufián, convertido en bufón de la corte, es capaz de echar la culpa al "opresor estado español" de la incautación de papeletas ilegales, que no fue ni mucho menos ordenada por Mariano Rajoy sino por el juzgado de instrucción número 13 de Barcelona. En el lado opuesto de la moneda están los dos tiburones políticos que han logrado tapar las carencias de Puigdemont y de Rufián. Me refiero, lógicamente, a Artur Mas y a Oriol Junqueras. Con una oratoria admirable y un discurso lleno de mentiras y medias verdades, se han dibujado como víctimas de un conflicto que ellos mismos han creado. Cataluña y España funcionan mejor unidas -en mi opinión- pero ellos han convertido el "España nos roba" en un dogma y saben perfectamente cuando tienen que estar serios y cuando tienen que reír en las entrevistas para cautivar el corazón de los espectadores.

El grado de manipulación al que han sometido a sus ciudadanos con sus explicaciones repletas de mentiras y medias verdades ha generado situaciones dantescas, como el hecho de que "manifestantes en favor de la democracia" actúen contra los intereses de la Policía o de la Guardia Civil y que haya gente, busquen los vídeos porque los encontrarán, que crea que una Cataluña 'Lliure' puede ser decisión de tres o cuatro. Es más, si hay gente que cree que en una Cataluña independiente no habría atentados como el perpetrado en Agosto por el Estado Islámico (que la hay) es síntoma de que el lavado de cerebro que plantean Mas y Junqueras está funcionando a las mil maravillas.

Dicho esto, mi opinión sobre lo que debería suceder en los próximos días por el bien de todos es la siguiente:

-¿Qué se debería hacer? 
En mi opinión hablar y no ir en contra de la ley. Suavizar la tensión que existe en estos momentos. Que los políticos que gobiernan Cataluña y España demuestren que no son tan mediocres de agravar un conflicto que no debería existir.
-¿Y si la única solución que plantean los políticos catalanes son las urnas? Me parecería perfecto. Deberían convocar unas elecciones legales y si las ganan por mayoría absoluta, yo -si dependiera de mí- organizaría un referendum legal para que los catalanes voten SI o NO acerca de su independencia. Si también ganase el SI, preguntaría (mediante otro referendum legal) a la otra parte afectada por esta cuestión, que es el resto de España, si quiere cambiar la constitución y que Cataluña deje de formar parte del estado español. Si en las urnas gana el SI y el SI no veo el problema en que Cataluña sea independiente. Pero si gana el NO los que han montado este chiringuito deberían comprometerse a aceptar lo que dice la ley, lo que dice la ciudadanía y ponerse a trabajar por los catalanes como creo que no lo han hecho hasta ahora.