domingo, 20 de julio de 2014

Todos somos iguales (caso práctico)

Este domingo me acerqué a la Fuente de las Batallas para ver el teatro social que varios amigos participantes en la Marcha por la Solidaridad 2014 estaban representando durante toda la tarde en Granada. En ese acto también se daba a conocer la revista solidaria Autogestión y presté mi ayuda para presentarla a las personas que por allí pasaban. Quiso el destino (si es que éste existe) que una de las personas con las que hablé sobre esta revista tenía un punto de vista muy particular. Me dijo lo siguiente "me encanta lo que estáis haciendo (en alusión al teatro social) y me encantaría comprarme la revista pero es que no puedo permitírmela porque llevo varias horas pidiendo en aquella heladería (me señala una famosa heladería que hay a escasos metros de la Carrera de la Virgen) y con lo que he conseguido no me llega ni para darle de comer a mis hijos".

Aquel señor iba vestido como cualquier otro. Como tú (permiteme el tuteo, querido lector) o como yo. O incluso algo mejor que tú y que yo, con una camiseta roja y un pantalón largo que cuando lo vi por primera vez jamás me habría imaginado que era un mendigo. Y me pareció increíble que aquí a nuestro alrededor haya padres de familia que piden limosna para dar de comer a sus hijos. Y me pareció deleznable que haya "señores" que se creen superiores a otros por tener una billetera llena de euros en sus bolsillos.

Y caí en la cuenta de que con dos ojos, dos orejas, una nariz, una boca y el resto de órganos que componen nuestro cuerpo todos los seres humanos somos exactamente iguales. Tanto el señor Amancio Ortega como cualquier trabajador de Pakistán a los que su imperio Inditex explota a diario. El mendigo que pide, el rico que derrocha, el médico que nos atiende con prisa porque tiene una consulta llena de pacientes. Matías Prats. Cristiano Ronaldo. Tú y yo. Todos somos iguales con independencia de nuestra apariencia física o nuestro estatus social. En la escuela cuando estamos creciendo nos enseñan este conocimiento de forma teórica. No está mal recordarlo y/o redescubrirlo de forma práctica de vez en cuando porque los seres humanos por muchos años que cumplamos mientras la vida nos sonría nunca dejamos de crecer.