miércoles, 18 de septiembre de 2013

Tradiciones

Esta semana se ha celebrado la noble fiesta del Toro de la Vega en la localidad vallisoletana de Tordesillas. Han sido muchos los valientes que se han reunido en este hermoso pueblo que se ha teñido de rojo como la bandera de España con la sangre de Vulcano, el toro al que valientemente han dado muerte muchos ciudadanos de este ilustrísimo pueblo. Los más valientes iban montados a caballo clavandole lanzas al animal  sin que éste pudiera hacerles nada y David Rodríguez, un albañil en paro, ha tenido el honor de acabar con su vida. Este gesto que nos iguala a todas las clases habla de la grandeza de esta tradición a la que muchos blasfemos, ignorantes y judíos llaman "asesinato de un toro" y la proclaman "fiesta sádica que debería desaparecer".

Incluso se atreven a votar para mostrar su opinión. ¡¡¡Ellos, traidores de las tradiciones de nuestra patria!!!

El toro de la vega es una milenaria o centenaria tradición defendida por ilustres periodistas como Mariló Montero. Por supuesto, cuenta con el apoyo de los dos grandes partidos: el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista (PSOE), pues aunque algunos sociatas tienen unas ideas cuanto menos extrañas hay que reconocer -y si es necesario aplaudir y sacar a hombros- al alcalde de Tordesillas, Don José Antonio González, su valentía para mantener esta maravillosa y gloriosa tradición. Y también a sus compañeros de partido por callar y no contestar a las proclamas de un puñado de piojosos que se manifiestan en muchas ciudades de nuestra querida patria y vienen al pueblo a vitorear al animal y a "defender sus derechos". Este año algunos de ellos han sido heridos (con dos cojones) aunque quizá hubiera que darle un escarmiento mayor como pagarles un billete de ida a la prisión y algunos de ellos, por qué no, a las cámaras de gas. ¿Qué vienen a defender? El toro es evidente que no sufre, disfruta muchísimo siendo el protagonista de la fiesta.

Y voy más allá. Los españoles no deberíamos quedarnos aquí. Matar a toros en las plazas, matar a un toro a golpe de lanza o cazar pájaros que quedan mucho mejor en nuestra cocina que volando por el paisaje rural se me antoja insuficiente. Deberían recuperarse tradiciones como la quema de brujas o el apaleamiento de maricones. Incluso quizá sería lógico replantearse si la mujer está capacitada para votar. Porque no nos engañemos, un asesino es algo o alguien "que asesina", pero en Tordesillas no se hace eso, solo se le da muerte a un noble morlaco. Y solo por eso merecen un mínimo de respeto y consideración.