viernes, 11 de noviembre de 2016

Historia e histeria en EEUU



Ganó Donald Trump las elecciones a la presidencia de los Estados Unidos cuando las encuestas señalaban a Hillary como la gran favorita para acomodarse en la Casablanca. Hasta Europa nos ha llegado la imagen de un Donald Trump que es un empresario rico, machista, mentiroso, grosero y racista. Ha sido mucho más agresivo que su rival demócrata y la jugada le ha salido bien. Pero si Trump es tan odioso, ¿hay 58 millones de hombres blancos idiotas en USA que lo han hecho presidente con su voto? No sé si hay tantos idiotas, pero sí que estoy convencido -y a los datos me remito- de que Trump no solo es el nuevo presidente de los Estados Unidos de América por el voto del hombre blanco de clase media sino que también ha logrado apoyos de otros sectores y ha generado una corriente anti-Clinton que quizá no le haya hecho ganar votos pero sí que ha frenado a su rival.

Así pues, voy a explicar en este artículo mi punto de vista sobre cómo ha llegado este señor a donde ha llegado y qué es lo que cabe esperar a partir de ahora. En primer lugar, USA es un país tan fragmentado que en cada estado se libra una batalla de proporciones épicas. Es difícil que en uno de los cinco países más grandes del mundo el pensamiento sea homogéneo. No obstante, una de las razones más poderosas por las que ha ganado Trump es la siguiente: no ha encontrado en Hillary Clinton una rival a su altura. Hillary está muy bien formada, se preparó mejor los debates y no ha soltado tantas bravuconerías en campaña pero muchos norteamericanos no confían en ella por:
1) Ser la esposa de quién es (Bill Clinton)
2) Porque en USA se tiene la sensación (intuyo que cierta) de que ella es amiga de las élites, está rodeada de gente poderosa, que ha creado el sistema actual y quiere que perdure. Para muchos norteamericanos votarla a ella sería como votar a un estereotipo, a una marioneta.
3) No ha generado la suficiente ilusión
4) El problema de las escuchas y su mala relación con el FBI
5) La sombra de Bernie Sanders ha sido MUY alargada. Muchos de los simpatizantes del hombre que quería ser el candidato democrata para la Casablanca prefirieron la abstención antes que "votar con la nariz tapada". Ha habido un movimiento pro-Sanders muy importante en EEUU y se tiene la sensación de que Hillary ganó las primarias injustamente, porque (su campaña) tenía más dinero, más tráfico de influencias o ambas cosas. Hombres, mujeres, viejos, jóvenes...Sanders despertó mucha ilusión en muchos estadounidenses que Hillary Clinton no supo rescatar a tiempo. Muchos de ellos le negaron su apoyo el martes y se quedaron en casa o bien asistieron a los colegios e iglesias electorales para apoyar las candidaturas del Partido Libertario o del Partido Verde, que con menos merchandising que los Democratas y Repúblicanos consiguieron reunir un buen número de votos: 4 millones en el caso del libertario Gary Johnson (3% del total) y casi 1.200.000 en el caso de la ecologista Jill Stein (un 1% del total).

Trump hizo la campaña que quería. Debilitó a su oponente y le prometió al pueblo lo que el pueblo deseaba oír: que va a volver a hacer grande a América otra vez. Es populista sí, pero en Estados Unidos la ciudadanía es muy especial. Ese señor hecho a sí mismo, ese señor que promete coser a impuestos a las empresas extranjeras para que muchas de ellas se vayan y se creen nuevos empleos de estadounidenses y para estadounidenses, esas ganas de olvidarse de controlar el mundo y cerrarse en sí mismo. Trump no quiere saber nada de la Guerra de Siria pero quiere aumentar los gastos militares (o eso dijo en campaña) para que el pueblo se sienta más seguro. Y es que no es un tema tabú éste de la seguridad, pues en EEUU gran parte de la población tiene un arma en casa "por lo que pueda pasar". Para terminar con el comentario sobre por qué Trump ha ganado más allá de seducir al hombre blanco, obrero y de los lugares más rurales del país es curioso pensar en este dato: el magnate inmobiliario consiguió el 8% del voto negro, el 28% del voto hispano y el apoyo del 42% de las mujeres. ¿No se supone que estamos hablando de un político racista, machista y despreciable?

Una vez llegados a este punto cabe preguntarse si ha llegado el apocalipsis. Y creo que hay motivos para la esperanza. Trump es un hombre de negocios, ha hecho una fortuna porque ha tratado con mucha gente y ha logrado el apoyo de importantes aliados. Ningún hombre crea riqueza de la nada. Ninguno. Además, este señor -y su comportamiento- es muy conocido en Estados Unidos. La fama de Trump no nació ayer, aunque en Europa (o en España) nos pueda parecer que sí. Ha hecho cameos en series como El Principe de Bel Air, en películas como Solo en casa 2, escribió un famoso reality show y un libro llamado 'Piensa a lo grande y patea culos en los negocios en la vida'.

En cuanto ha conseguido su objetivo (ganar las elecciones) Trump ha pasado de ser un provocador a ser un señor conciliador. Dice que quiere contar con Obama, que admira cosas de Hillary Clinton y que él no va contra nadie, sino a favor de (los Estados Unidos). Se supone que va a construir un muro y que lo va a pagar México pero, ¿estará el gobierno mexicano por la labor? Mucha gente se escandaliza por estas declaraciones (conste que a mí también me parecen lamentables) pero ya existen muros entre EEUU y México (ver el XL El Semanal del domingo 16 de octubre) y los países europeos, autoproclamados guardianes de la sensatez y de la verdad absoluta, han construido muros y han pagado vallas para que las personas que huyen de la guerra y de la miseria en sus países de origen no tengan la oportunidad de prosperar en Europa. A Trump no parece que le gusten mucho los niños ni los medios de comunicación pero tendrá que saber tratarlos para permanecer en la Casablanca después del 2020. Y en el peor de los casos, suponiendo que su mandato sea una catástrofe de proporciones bíblicas, piensen en positivo. Siempre podremos confiar en que Lisa Simpson saque a los norteamericanos del lío en el que se han metido.