martes, 19 de mayo de 2009

Nos has dejado huerfanos, Mario (In memoriam)


No soy uno de sus lectores más ávidos...ni de sus aficionados más entusiastas...había leído más prosa que verso de aquel que para mi era el gran maestro de la literatura uruguaya...

Siento que se ha ido alguien importante. Un poco más huerfano que el domingo. Aunque no lo exteriorice se ha marchado de este mundo un trozo de poesía, un trozo de mí. Imagino el sentimiento de Matu, él si era ávido lector y entusiasta aficionado. Él fue en gran parte quien nos presentó y fue el culpable de que si un libro tenía que entrar a casa, ese fuera El Cumpleaños de Juan Ángel.

Esperáme en el cielo, Mario. Mientras tanto seguiré intentando crecer, vivir esta vida y defender la alegría.



Currículum

El cuento es muy sencillo,
usted nace,
contempla atribulado
el rojo azul del cielo,
el pájaro que emigra,
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará
valiente.

Usted sufre,
reclama por comida
y por costumbre,
por obligación,
llora limpio de culpas,
extenuado,
hasta que el sueño lo descalifica.

Usted ama,
se transfigura y ama
por una eternidad tan provisoria
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético,
se convierte en escombros.

Usted aprende
y usa lo aprendido,
para volverse lentamente sabio,
para saber que al fin el mundo es ésto,
en su mejor momento una nostalgia,
en su peor momento un desamparo,
y siempre, siempre
un lío,
entonces,
usted muere.



Quien quiera empaparse puede hacerlo, disfrutad: http://www.sololiteratura.com/ben/benedettiprincipal.htm

viernes, 1 de mayo de 2009

El derbi o el partido de la nada

La Feria del libro de Granada dijo adiós este domingo a la Fuente de las Batallas y a la Carrera de la Virgen según parece con un gran éxito de público y de ventas. Sobre todo teniendo en cuenta los tiempos que corren. Los best sellers han triunfado como solo ellos suelen hacerlo. La saga vampírica de Crepúsculo y la saga Millenium del difunto Stieg Larsson se han llevado la palma. Aunque si hubiese que hacer un símil literario con nuestro microcosmos futbolístico, que es de lo que se trata en esta columna, no cabe duda de que el Hamlet de William Shakespeare se asemeja mucho más al circo en el que parece haberse convertido el fútbol granadino que cualquier gran obra de la época actual. Traiciones, engaños, odio y al final de la historia, la muerte. Tan real como la vida misma.

Carlos Marsá es un personaje polifacético. Durante estos dos años en los que ha sido presidente de una Sociedad Anónima que primero descendió de Segunda A a la `B´ y que ahora, salvo que suceda un milagro, va a descender a Tercera ha dado muestras de superioridad y seguridad en sí mismo y también de debilidad y sufrimiento porque su aventura, suya y de muy pocos granadinos más, comenzó en solitario y acabará en solitario. No voy a opinar de sus huelgas de hambre. Ya traté sus protestas en su día y al menos es de agradecer que su forma de protesta sea tan pacifica y respetable como la de Mahatma Gandhi. Eso sí, su forma de ver el fútbol no es tan digna de alabanza. Marsá compró al Ciudad de Murcia y lo trajo a Granada de forma legal. Las leyes españolas y europeas dieron el visto bueno a la operación y el Ciudad de Murcia cambió su nombre y su domicilio social. Esta compra, aunque ya digo que fue legal, ni fue moral, ni ética ni deportiva. Subir así no tiene ningún mérito y prostituir el fútbol no es dar un buen ejemplo a los chavales de esa vetusta cantera del Granada 74 que con tanto orgullo y gallardía saltan a jugar al campo de fútbol cada domingo.

Pero, a pesar de la controversia generada en nuestra ciudad y de que ese traslado de plaza fuese más o menos lícito, no tiene ningún sentido demonizar a nadie ni odiar ni desearle el mal a nadie por esto del fútbol. Ha sido la obsesión de tantas y tantas ‘cabezas pensantes’ de creerse los reyes de Granada por tener entre manos un proyecto deportivo que al final el batacazo ha sido mayor de lo esperado. Repasar la historia de nuestro fútbol en los últimos años lo considero innecesario. Igual que considero innecesario el placer de aquellos que desean ansiosamente que llegue el domingo para mandar al vecino a Tercera División para que se pudra ‘por siempre jamás’. El Granada CF debe de salir siempre a ganar, eso es tan indiscutible como que dos y dos suman cuatro. Eso sí, el honor y la dignidad de unos colores no debería de confundirse con el odio y el más absoluto desprecio a otros colores diferentes. El domingo pasará lo que tenga que pasar, eso sí, los que han sufrido palos deportivos importantes y lleven en su corazón algo más que odio y sed de venganza, comprenderán el dolor de los componentes del club rojillo y se “solidarizarán” –no pierdan de vista las comillas- con Marsá y los suyos.

Porque en la guerra no hay vencedores, solo hay vencidos. Lo mismo ganan los pupilos de Carlos María Rodríguez y nadie desciende a nadie. La semana pasada me decía mi compañero de tertulias Clemente Maíllo que la única alegría de este año iba a ser ‘descender al 74’ y yo le corregí diciendo: ‘la única alegría de este año ha sido haber ganado en el Carranza’. Si el 74 desciende habrá sido por no haber dado la talla en el campeonato regular durante todo el año. Y si el Granada gana –puede haber descenso gane o pierda el club rojillo- serán tres puntos más de una temporada más que decepcionante en la que el proyecto ha fracasado pase lo que pase con la entidad de Almanjayar. Así que para los que no se alegren con las desgracias ajenas, no será especial motivo de gozo sumar otros tres puntos más y seguir undécimos en la tabla. Más motivo de satisfacción es el saber que muchos granadinos tuvieron la suerte de perderse los ridículos que su equipo ha protagonizado durante esta temporada. Haberse ahorrado el mal trago de las vergonzosas derrotas en Toledo o en Jaén debería ser un motivo de fiesta mucho mayor para cualquier hincha rojiblanco que ver descender a un equipo que no te representa. Y lo dice uno que estuvo en Toledo y Jaén.

Pero si han llegado hasta aquí no se echen las manos a la cabeza. Este odio absurdo y este dañino caínismo también habría tenido lugar si fuese el 74 el que tuviese la oportunidad de hundir al Granada CF. Hemos llegado a un punto en el que el mal de unos se convierte en el consuelo de otros. Y hasta los que parecen indefensos sacan las uñas para herir al vecino. Con esto me refiero al desafortunado artículo que apareció ayer lunes en la página web del CP Granada 74 (el que está en Tercera, que en esencia y en internet es el mismo que aún está en Segunda B) intentando desprestigiar al poeta Fernando Valverde. Puede que a unos granadinos les gusten sus columnas y a otros les parezcan penosos. Esto es la democracia, aunque personalmente yo soy de los primeros.

Ahora bien, el texto en el que a Fernando Valverde se le califica como ‘ultra con pluma’ y se hace alusión a su ‘posible desequilibrio mental’ es tan lamentable que no deja para nada bien la imagen del Granada 74. Y es que resulta absurdo criticar a una persona que da la cara y que firma sus artículos de opinión desde el anonimato ya que ese infame texto no es una noticia sino una columna de opinión en toda regla. Igual que resulta poco alentador que se critique con tanta dureza su postura y se le desprecie llamándolo ‘personajillo’ que se ha metido ‘a columnista deportivo’ cuando en el citado texto el articulista anónimo comete más de una y de dos faltas de ortografía preocupantes como añadirle tilde a la o del titular, que no lleva, o escribir opinión precisamente sin tilde en la o.

Estas niñerías no ayudan a mejorar nuestro fútbol ni tampoco a crear un ambiente pacifico para el partido del domingo. A mí me gustaría conocer a Fernando Valverde y conversar con él y no odio al Granada 74. También le tengo afecto a personas del Granada 74 como Antonio Valero o a Milla y no por eso soy anti-Granada CF. Aquellos que vayan al derbi con la intención de ‘hacer sangre’ al rival allá ellos, pero tanto odio, tantas rencillas y tantos personalismos miren ustedes lo que nos han dejado en los últimos años: fracasos y más fracasos. La Segunda División B. La nada.